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Éxito de la jornada '25N - Tratamiento de la violencia de género en los medios de comunicación: El lenguaje también importa'

  • Tuvo lugar este miércoles y contamos con la participación de la directora de La Marea, Magda Bandera, y la coordinadora de la Red Ana Bella de Mujeres Supervivientes, Gemma Sunyer, además de nuestra secretaria de Mujeres, Carmen López, y de la adjunta a la Secretaría de Mujeres, Igualdad y Condiciones de Trabajo confederal, Begoña Marugán

19/11/2021.
Jornada '25N - Tratamiento de la violencia de género en los medios de comunicación: El lenguaje también importa'

Jornada '25N - Tratamiento de la violencia de género en los medios de comunicación: El lenguaje también importa'

Este miércoles, 17 de noviembre, con motivo del 25N, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, tuvo lugar en Madrid la jornada '25N - Tratamiento de la violencia de género en los medios de comunicación: El lenguaje también importa', sobre el abordaje informativo en los medios de comunicación de los casos de violencias machistas. Contamos con la participación de la directora de La Marea, Magda Bandera, y la coordinadora de la Fundación Ana Bella de Mujeres Supervivientes, Gemma Sunyer, además de nuestra secretaria de Mujeres, Carmen López, y de la adjunta a la Secretaría de Mujeres, Igualdad y Condiciones de Trabajo confederal, Begoña Marugán.

Magda Bandera fue la primera en intervenir y recordó que lleva cubriendo este tipo de noticias desde el año 2007. Desde entonces, dijo, muchas cosas han cambiado. Entre otras, las redes sociales, "que están marcando mucho y muchos jefes se están poniendo las pilas". "Ya no decimos 'las mujeres mueren', sino 'son asesinadas', aunque hay que cuidar la redacción porque no podemos poner 'un asesino' ya que hay que respetar la presunción de inocencia", explicó y aconsejó cambiar a fórmulas como 'un detenido por el asesinato' de una mujer.

"Hablar de violencia machista es mucho más que hablar de asesinatos, eso es la parte más dura y es la punta del iceberg. Empezamos a hablar ahora de violencia vicaria y, desgraciadamente, se habla muy poco de violencia económica", recalcó. También es importante "hacer seguimiento de los casos, hablar con especialistas. En 'La Marea' intentamos hacer que cada caso tenga interés, si decimos 'un nuevo caso de violencia machista', la gente deja de hacer caso porque le suena a algo conocido y desconecta".

Puso en valor el proyecto de 'La Marea' denominado 'Por todas', que ha sido posible gracias al 'crowfunding' y que intenta aportar contexto a los casos de violencias machistas, hablando de cada mujer, de su vida, de sus circunstancias... En definitiva, dijo, esta es "la forma de personalizarlas y hacer que dejen de ser números para convertirse en personas".

Por su parte, Begoña Marugán explicó el proyecto que se está llevando a cabo en una universidad madrileña que se llama 'Empatía'. Se trata de dispositivos -un collar y un reloj- que son capaces de "medir automáticamente el miedo en las víctimas para dar la alerta de forma inmediata a la Policía". La Federación de Servicios a la Ciudadanía de CCOO, señaló, "ha trabajado mucho la violencia con las policías, con las guardias civiles y nos parece muy importante hacerlo también con los medios de comunicación".

Por su parte, Carmen López presentó a la coordinadora de la Fundación Ana Bella de Mujeres Supervivientes, que está formada por 27.000 integrantes en 82 países. Se creó en 2006, recordó, y explicó que se trata de mujeres que son supervivientes de las violencias machistas y que, "a través de sus vivencias y su empatía, ayudan a otras que están sufriendo maltrato a tratar de que recuperen su vida". Ya han apoyado a más de 40.000 mujeres y reciben una media de 20 peticiones de ayuda al día.

Se mostró partidaria de que exista "una red pública para que ayude a las mujeres. Los recursos no es que sean escasos, es que son casi nulos", lamentó.

Después fue el turno de Gemma Sunyer, que contó el caso de la fundadora de la Fundación Ana Bella, que lleva su nombre. "Es una superviviente, estuvo 11 años en una relación de maltrato hasta que un día decidió coger a sus cuatro hijos e ir a denunciar. Pero una de cada cuatro mujeres no pide ayuda. Ella decidió aparecer en los medios de comunicación para decirles a otras víctimas que hay una alternativa, que se puede salir de esa situación y vivir una vida nueva".

A raíz de su aparición en Canal Sur, Ana Bella, que ni siquiera tenía constituida la fundación, recibió un aluvión de 1.000 peticiones de ayuda que en aquel momento no podía ni gestionar. Eso la llevó a crear una fundación "y una red en la que las mujeres supervivientes nos unimos para ayudar, entendemos las barreras, llegamos donde las instituciones no llegan, somos las amigas de las supervivientes, podemos acompañarlas desde la empatía, desde el amor, incluso podemos llegar a entender que vuelvan con su maltratador, que entablen una relación de maltrato con otro hombre, no las juzgamos, no las revictimizamos", enfatizó.

"Es muy importante que los medios de comunicación den voz a las supervivientes y cuenten cómo han podido salir adelante y vivir su vida sin esa pareja y ser personas realizadas, empoderadas y felices lejos del maltrato". "Nos gusta más denominarnos supervivientes que víctimas, porque significa que ya estamos en el proceso de recuperación", subrayó.

También se mostró partidaria de empezar a "poner el foco en el hombre". "Muchas veces las campañas se centran en cómo ayudar a las víctimas para que rompan el silencio. Sin embargo, pocas veces se centran en los hombres, es importante que ellos también detecten situaciones de control, que son el inicio del maltrato, y puedan pedir ayuda para cambiar", dijo. También ha de ponerse la atención en "cómo nuestro entorno puede denunciar y actuar, acompañándonos. Hemos preguntado a las supervivientes cómo les habría gustado que las acompañasen. Una buena práctica es preguntarles 'cómo te puedo ayudar' en lugar de decirles lo que tienen que hacer".

"También trabajamos con las empresas como agentes de cambio. Quién se puede darse cuenta de las señales de alarma: nuestro compañero o compañera de trabajo, que pasa cada día 8 horas con nosotras. Si una mujer se pone muy nerviosa cada vez que tiene que quedarse un poco más en el trabajo, un compañero o compañera puede darse cuenta y detectar que eso puede ser una señal de alarma", explicó.

También apostó por trabajar con las empresas para que sean "lugares seguros". "Cuanto más involucrada está la empresa más rápida es la recuperación. Si la empresa permite a la mujer reubicarse sin perder el trabajo y acceder a una reducción de jornada sin reducción salarial (que ya hemos conseguido en varios casos), eso es muy importante. Es muy bonito ver cómo las empresas, tras sensibilizarse con la situación desde las perspectivas de las mujeres, toman medidas muy por encima de las que marca la ley, como el acompañamiento de las mujeres víctimas a sus casas por parte de los vigilantes de seguridad, o establecer un filtro de llamadas para que las víctimas no sean acosadas telefónicamente por sus maltratadores", afirmó, y agradeció la mediación de CCOO para abrirle a la fundación las puertas de tres grandes empresas con las que actualmente están trabajando.

Por último, se abrió un turno de palabras que dió paso a un debate en el que se abordaron temas que ya se habían tratado y algún otro, como por ejemplo la "violencia institucional": la baja tasa de condenas, los permisos penitenciarios a los maltratadores (son los delitos en los que más permisos se conceden), la desprotección de las víctimas por la falta de recursos que ponen a su disposición las víctimas de estas violencias, etc, y apostaron por dar un papel más relevante en la negociación colectiva y los convenios colectivos a esta lacra, además de incluirlas en los planes de igualdad, para darles mayor relevancia y ser más efectivas en el camino hacia su erradicación.